Gente de mar

Hoy desperté decidida a ser feliz.

La verdad es que casi todos los días (a veces ando de prisa y lo olvido) me despierto, me quedo dormida un par de veces antes de lograr despertar en serio, pero cuando lo logro; me digo cosas buena onda y entonces empieza el día.

Baño, café, tráfico...

Hoy decidí que ningún pendejo me iba a echar a perder el día.

No consideré el factor interno...

Mientras avanzaba la mañana se apoderó de mí un cólico de la muerte (no exagero, quería morirme o partirme en dos) así que corrí a la farmacia por drogas duras... después de un exhaustivo análisis de los componentes de cajitas rosas encontré una que, además de tener mil cosas para el dolor, tenía cafeína.
Como mi dolor era realmente insoportable, me tomé dos. Como no se me quitó instantáneamente, me tomé más... y así, como chochos hasta que no me doliera nada... Olvidé el detallito de la cafeína en mis pastillas (misma que seguramente es la que me tiene despierta) porque claro que el café también me lo tomé.

Si ya tenía mi mensaje de felicidad de la mañana, el escudo anti pendejos,  y cero dolor, estanba todo bajo control cuando llegaron las hormonas (quiero echarle la culpa a ellas, pero bien puede ser cosa de todos los días, y para como han estado los últimos, podría ser cualquier cosa).

Me llegó una nostalgia de todo. Casi siempre exagero, pero ahora si era nostalgia general, de cosas que realmente dejaron de importarme hace mucho tiempo, de cosas que creí que no me importaban, y sobre todo de mi casa y a mi familia.

Mi cabeza estaba en eso cuando decidí que tenía que distraerme, así que empecé a hacer un plan nocturno para dejar de pensar. No me salió bien.

¡Odio extrañar mi casa! A mis hermanos que tanto quiero, a mi papá que es un tarado pero igual lo amo con mi corazón, mis tíos, mis primos, mis abuelos, mis sobrinos, el olor de la ciudad, el calor y el tráfico infernal, el merengue, el mangú con quesofrito... el mar!

Que alguien me explique ¿cómo se puede crecer en el mar y vivir tan lejos de él sin enloquecer de vez en cuando? 

Cuando estaba estudiando tenía en la cajuela de mi carro unas chanclas y una toalla, los días que ya no podía más; en vez de ir a clases, manejaba hasta la playa y me quedaba sentada en la arena imaginándome que era mi lado del mar y que si ponía mucha atención iba a encontrarme la isla. Mi isla.

Un día de estos, voy a escaparme poquito.


lost in translation

¡No encuentro mi cuaderno!

Sé dónde está; sólo no sé dónde está la bolsa que lo contiene.

Mi cuaderno es muy especial, es un pequeño compilado de mi vida; algo así como un diario agregando teléfonos, direcciones, lista del súper, pendientes de oficina y dibujitos de juntas (como los que hacía en clases aburridas... en alguna época de mi vida; todas las clases).

Hoy tenía la increíble necesidad de escribir, no tenía ningún tema específico, o emociones incontrolables que sacar de mi sistema ni nada de eso, sólo fue un impulso.

La verdad es que ya tenía tiempo durmiendo bastante bien, pero hoy... digamos que las gotitas no están haciendo efecto. 

El insomnio es algo que pocas personas entienden, yo tengo dos distintos: uno lo sufro; el otro me encnata!

El insomnio insoportable es el que llega cuando estoy cansada, harta de todo, he estado durmiéndome en todos lados (oficina, cocina, cine, semáforos...) en lapsos cortitos pero inevitables; llega entonces el momento tan esperado de meterme a las cobijas y simplemente no me duermo. 
Algo está mal.
Hace calor, hace friío, las cobijas se enredan, las almohadas no se acomodan, el cerebro no se apaga, llegan buenas y malas ideas (sobre todo malas), pendientes y todas las pendejadas de mi cabeza deciden hacer su acto principal en mi cerebro al mismo tiempo.

Es horrible.

El otro, en cambio, es el que hoy está en turno.
No tengo sueño. Extrañaba que esto me pasara.

Tenía mucho tiempo cansada.

Quiero escribir de muchas cosas, así que creo que voy a separar los posts.

Bueno, además de mis anotaciones sobre los tipos de insomnio que padezco, estaba hablando de mi cuaderno extraviado.

No es tan importante... sé donde está -sólo tengo que buscarlo mejor-.

Estaba a punto de escribir en otro, y buscando en el librero encontré dos cuadernos viejos; uno es la constitución que escribí antes de salirme de casa de mi mamá para ser una mujer independiente (ja!) como reglamento del hogar para tener una vida pacífica y alegre (debimos apegarnos más a él); el otro es de hace 5 o 6 años y está lleno de dibujos (retratos muy bonitos que hacía y algunas otras ilustraciones de incomparable calidad) cosas que iba pegando y notas de ti; de ti en turno.

Que raro es voltear para atrás y darse cuenta de cómo cambian las cosas.

La verdad es que es más raro cuando me leo a mi misma; mi misma de pronto tiene pensamientos muy profundos de la vida, el amor real y esas cosas en las que todavía creo, sólo que las creo diferentes. Mejores.




Laura

A veces te escribo.

¿Te acuerdas?

No digo de ese día ¿te acuerdas de antes?

A veces pienso cómo serían los días si nada hubiera pasado.

Estarías muy ocupada trabajando en la fundación, escribiendo y dando clases o algo así; y yo, como siempre, tratando de ser más cómo tú y menos como yo.
Todavía trato, no creas.

¿Cómo le haces para pararte tantas veces?

El día que fuí a asaltar el librero de tu casa me acordé de tí y me acordé de cuánto te extraño (Creo que nos llevamos mejor ahora, pero de todas maneras te extraño). Me di cuenta, también, de que ahí estás y me dio envidia pensar que tu si puedes estar contigo de antes.

No es que ahora sea mejor o peor, simplemente no es lo mismo y me da algo entre curiosidad y nostalgia que no sé exactamente como describir; extraño algo que no sé que es.

A veces te extraño ma.
Que bueno que no te fuiste.