-la la la la la la la-
la canción me hace bailar por si sola, pero mezclada con los vinos y el olor a fiesta decidí destrozar el lugar.
cuando te vi estabas abrazando al pendejo de camisa blanca mientras me mandabas besos con toda la discreción que te cabía en los ojos y yo no pude dejar de ponerte atención.
La noche siguió pasando y pudimos platicar.
Nos entendimos sin palabras; con los ojos me dijiste que te morías de aburrimiento, que querías estar en mi fiesta... en mis brazos, en mis piernas. en mi.
Con la sonrisa te conteste lo mismo. que te quería tener cerca y que te esperaba en el baño...
Seguimos hablando...
Mis amigos vieron tu profesionalismo cuando atrapaste mi telefono en un abrazo fingido y los tres, como en tribuna, aplaudían tus miradas y tus ganas de mi. (Sobre todo yo)
Te seguí saliendo del bar y el pendejo de blanco te seguía abrazando.
Ya no nos encontramos, pero sé que me vas a hablar...
Me tienes que hablar.
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