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A Raquel y Peque...
A las primas, por weyes.


Hasta hace poquito, lo único que sabía de Cajititlán es que hace todos los años del mundo se aparecieron 2 reyes magos... Uno ya estaba ahí.
La cosa es que de pronto los lugares tienen mucho más de lo que cualquiera podría esperar...
bueno, creo que si se puede esperar que en un pueblo haya una feria, pero cuando uno no la anda buscando, cualquier cosa sorprende.
(--disculpen mi divagación mental pero Diego Luna está en mi tele...--)
Llegando a la feria, después de un reglamentario elote, un algodón de azúcar (grande y rosa como debe ser), un tejuino con nieve, y una espiropapa... estaba a punto de reventar.. digo, es más que obvio. pero no era a lo que iba.
(--si me encanta DIego Luna--)
Después de comer todo lo que vendían y subirme a cada uno de los juegos que desde mi punto de vista tenía suficientes tornillos en su lugar encontré la parte más maravillosa de cualquier feria (después del niño florero y la mujer con cabeza de serpiente) Los juegos! (no los mecánicos... esos ya los había encontrado, usado y descartado) Encontré los dardos, el tiro al blanco (o más bien al patito de metal), y lo mejor de todo! Las canicas...
La historia se está volviendo más detallada de lo que esperaba, pero es para ambientar, supongo.
En 9 segundos yo ya estaba en las canicas viendo los premios horribles con los mismos ojos que un perrito de la calle te ve comiendo en los tacos...
Estaban todos los clásicos, un boliche de plástico, alcancías en forma de dálmata deforme, peluches región 4, un cuadro de una cascada en el que el agua realmente se mueve! y mi más favorito: un cuadro de la virgen del Sagrado Corazón enmarcado con luces de colores que dan el efecto de estar caminando. UN ESPANTO!
Creo que nunca voy llegar a los puntos necesarios para el cuadro, pero seguiré intentando..
mientras tanto, puedo recordar la Feria de Cajititlán con un juguito recién hecho toooodas las mañanas.

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