No aquí.

Esta ciudad sabe a lágrimas.
No precisamente de tristeza... nostalgia tal vez...
Sabe a -de mí-
A música, niños, burbujas y mariposas.
Sabe a ganas de quedarme, a que puedo hacer todo lo que yo quiera; sabe un poco a libertad.
(Seguramente es porque aquí no tengo oficina)
Puede sentirse raro pero es como... si tuviera permiso de ser yo... un yo que normalmente no soy.
(The new Marge!)
Sin pena, sin miedos de estar sola.
La última vez que vine me hicieron falta unas burbujas.
Esta vez encontré y me llené de amigos.
¡Qué fácil es hacer reír a un niño!
Qué sensación tan... -no sé- 
Platicar con la viejita que vende servilletas, con los gringos que no se pueden comunicar con la mesera, los musiquitos que me invitaron a cantar (cuando escribo no me doy cuenta si empiezo o no a cantar... mucho menos a qué volumen).
Una moto escandalosa me desacomodó el paisaje un rato, pero todo regresó a su lugar con mas... ni siquiera sé qué es... (es lo mismo que tienen las canciones de Madeleine Peyroux, lo mismo que tiene la lluvia en la cara cuando todavía hay sol)
El sol, las flores, la plaza... ¡Qué frío hace aquí!
¡Qué ganas de saber de ti!

0 comentarios: