Breikin de lo

Hoy ha sido un día largo.
Raro.
Lleno.
Así deberían ser todos los días.

Un día de familia, de amigas de siempre, de noticias increíbles,  de dormir, de comer, de volver al futuro... Al pasado más bien, y de costumbres (de las buenas).

Como libro chafa de superación personal (onda los cuatro acuerdos) o película del hallmark; mi día fue de esos que se exprimen como limón caro.

Ojalá pueda hacer que todos mis días sean como este. Ojalá no se me olvide vivir cada uno de los días que tengo, no como sí fuera el último (seamos realistas; si supiera que es el último día de mi vida seguro estaría llorando sin control).

Ojalá pueda vivirlos como se deben vivir los días: sabiendo que el tiempo (¡¡Otra vez el puto tiempo!! - exclamó la medieval doncella mientras limpiaba la sangre del casco de su amado muerto en batalla-) no puede ir para atrás siendo humano (y no neutrino)
Ojalá todos pudiéramos dejar de sobrevivir, ojalá pudiéramos vivir como se debe

Sabiendo que uno no debe arrepentirse de NADA y que todo lo que hagamos y digamos sea totalmente real, ojalá este rush no sea pasajero, ojalá sea contagioso.

Erradiquemos las crudas morales, las palabras sin decir, los besos sin robar, los abrazos no dados y las lágrimas contenidas. Deberíamos sentirnos orgullosos de todo lo que hacemos y dejar de dudar de nuestras decisiones. Deberíamos dejar de tener miedo. Porque cada vez que uno amanece con una cruda moral es porque la pasó bien, los besos deben darse cuando nacen de adentro, y las lágrimas que se guardan intoxican el alma.

Hablábamos de libertad hace unos días y la libertad (además de aceptar los cánones sociales básicos) debería empezar en donde uno no limita la felicidad.

Y creo que la felicidad está muy pegada al instinto, a lo que se siente natural. A vivr los días (cada uno de sus segundos) conscientes de que no se repiten.

Ojalá no se me olvide.









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