Sopa

A tata, otra vez.
porque no imaginamos en palitos.


En cuestiones de amistad, una semana puede ser casi la eternidad; así que para patearle la cara a las exageraciones fuimos a cenar.
Parece que en Guadalajara los semáforos son de azúcar y cuando tres gotas caen del cielo, se disuelven.
La gente se vuelve loca y hace caso omiso de todas las leyes de tránsito (si no son todas, si omiten muchísimas).
A las siete en punto salimos de la oficina; Tata había alcanzado perfectamente a esquivar las gotas y a los idiotas, afuera era como el fin del mundo.

Había un tráfico (sí, uno nomás) catastrófico por todos lados y todos andaban como atarantados con la lluviesita de invierno.
Una hora después pudimos llegar a cenar.
Nada sofisticado... sushi (con "x").
Lugarsito coqueto, riquísimo y ya muy nuestro... muy adecuado para festejar la primer quincena del año...
En la cena nos pusimos al corriente (como si nos hiciera falta) y luego no pudimos evitar la tradicional ronda de pendejadas.

NEGRO

(se fué la luz)

Adiós musiquita, 
adiós semáforos,
 ¿adiós tata?

Cuando regresó la luz (segunditos después) No estaban ni tata ni su bolsa (no donde las había dejado), pero bueno... esconderse no es precisamente uno de sus talentos.
La encontré agachada casi abajo de la mesa, tapandose la boca para no reirse.

Me acordé de todas las taradeces que hacíamos en la escuela... más bien de lo bien que se siente jugar a ser idiotas (con compañía... tanto mejor) las carreras de gusanos, fotos de pescado, clase o cine... 
No podíamos parar, nos llevaron una "velitas" pegostiosas que alumbraron nuestros pensamientos y pusieron el misterio (chaan charan chan!) a "la caperucita" y sus "decidiosos pastesitos".
"Belicosos pastorcitos?"
-Pues claro!, cómo no van a querer pelear! Los dejaron hasta sin zapatos!
(miss werkin' with ya!)

Las luces de una camioneta nos regresaron a la realidad. Ya era tarde. Hay que trabajar temprano.

Seguíamos sin luz, y debido al tráfico apocalíptico nunca llegamos a un cajero y con $43.00 no nos iba a alcanzar...
Teníamos dos opciones
1) ir por el coche (dos cuadras a la derecha) para ir al cajero
2) ir al cajero (1 cuadra a la izquierda)

Cajero. Si. llovía. Sí. Mucho.
Completamente derrotadas y mojadas se hizo evidente la falta de energía eléctrica en toda la zona así que fuimos hasta el carro para llegar, ahora si protegidas de la lluva, a un cajero No.2 y pagar el festejo quincenal...

Llegué tarde, con fiebre y hecha sopa... me encantan los jueves!

3 comentarios:

tatahuates dijo...

los decidiosos pastesitos !!!!

la neta si fuera yo un decidioso pastesito seria un hojaldre...demasio devil como para andar en cosas intensa...o seria ya deplano entrando en el mundo de los azucares como betun...no sirve de nada...solo esta ahi...pero estos eran pastesitos pues...sabes ...la reposteria holgazana podria haber cambiado la historia de walt disney o almenos de los hermanos grimm porq todas las princesas dependieron en elagun punto de sus gracias gastronomicas...a blanca nieves la hubieran puesto de patitas en la calle....hansel y greter no hubieran querido entrar a una casa de galletas huevonas ni siquiera seria una casa serian solo un monton de masa ahi a medio horneo...y bueno al menos definitivamente todos sus finales felices no hubieran icnluido un pastel de boda ja ! EN SUS CARAS MALDITAS !

Margott dijo...

Si se aceptara la repostería holgazana en las historias de princesas estaríamos dentro! CARAJO! Yo sería un muffin! con sispas y papelito -mínimo- de dinosaurios... pero eso ya lo sabíamos...

Iván dijo...

me quede a mitad del post, ahora vuelvo