Tengo mil planes en la cabeza y para mi pésima suerte; por primera vez en mi vida me da miedo el fin del mundo.
Hasta ahora, los señores mayas no se han equivocado...
Aunque siempre me había pensado que el Sr. Maya escritor del calendario, murió un buen día justo antes de escribir del 22 de diciembre del 2012 en adelante y por eso el calendario llega hasta el 21; la situación mundial me ha puesto a pensar.
Bombas por todos lados, derrames de petróleo, guerras, narco y demás que nunca habían llegado a mi. bueno, nunca de cerca; pero hace un par de días la ciudad entró en pánico.
Resulta que aparecen "narcomantas" (ahora hasta palabras nuevas tenemos) en Guadalajara, y días después "narcobloqueos" por toda la ciudad.
Pánico colectivo, mamás que no querían dejar salir a sus hijos, líneas de emergencia saturadas de falsas alarmas y una cantidad estúpida de sirenas que no me han dejado dormir.
La verdad es triste, de pronto me siento ñoñísima retomando mi blog para escribir de estas cosas, de las cosas que ya estamos hartos de escuchar, de sentirme mediocre por no hacer nada al respecto e impotente por no saber qué hacer.
El fin del mundo, por primera vez me da miedo, porque por primera vez me siento insegura, porque ya no me gusta sentarme en el café con mi computadora cerca de la banqueta porque me la pueden robar, porque no quiero un teléfono lindo porque seguro me lo van a robar, porque la reja del edificio tuvo que ser cambiada para que no vuelvan a entrar a robar, por mil cosas que no deberían ser.
Ojalá el famoso y recurrente (nunca atinado) fin del mundo llegue sin matar a nadie y nos haga regresar a lo básico.
A llamar por teléfono a casa de alguien para ver si está o preguntar a qué hora llega.
Al diseño con mecanorma.
A no tener microondas ni comida congelada, a los parques, a andar en bicicleta, a jugar fútbol en la calle y que llegue la leche "establo San José" en la mañana.
A convivir sin computadoras, al papel, a tener menos prisa y disfrutar más el tiempo.
Ojalá...
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