Feliz cumpleaños, Toronjita!

Mis mejores y peores costumbres las saqué de ti.

Por ti fumo, por ti se cómo insultar a alguien en su cara sin que se de cuenta, disfruto tanto el café porque verte tomarlo bastaba para saber que estaba bueno. Por ti me gusta comer cosas que no conozco, y de ti salen mis antojos eternos. De ti aprendí que a veces se vale manejar 5 horas sólo para comer mariscos en la playa.

Es tu culpa que no esté a ver acostumbrada a ver paredes (literal y figurativamente) y que extrañe tanto los libros a manera de adorno. Es tu culpa que me guste la música de viejitos.

De ti aprendí a hablar en público, a disfrutar el cine y el teatro, a enamorarme hasta que duela –aunque duela.

Gracias por dejarme leer a Dostoyevsky y todos los libros malditos cuando definitivamente no tenía edad, gracias por mis libros de cabecera, por escucharme y hablarme.

Gracias por enseñarme a manejar, a pasar corriente, a cambiar llantas, a hacer frijoles, a tejer, a tocar guitarra… gracias por dejarme abrir las alotas y advertirme del trancazo que me iba a dar (cada una de las veces) y gracias por cacharme.

Gracias porque aunque dejaste de saber quien era me dejaste conocerte otra vez. Gracias por dejarme enseñarte a hablar y a escribir, gracias por dejarme enseñarte a leer. Gracias por las mañas nuevas.

Te extraño todos los días, pero me dejaste el mejor reemplazo del mundo. Tu otra vez.

Te quiero, ma.
Eres la major del mundo (las dos tu)

¡Feliz cumpleaños!


Espérame.

Hola Guapa.

Tengo casi dos horas tratando de escribirte algo porque pensé que iba a ser fácil. Igual sigo callada.

Nada Guapa, te extraño.
Extraño todo de ti.
Aquí dicen que si sigo con la terapia y coopero con las demás, me van a dar permiso de salir.
Pensé que cuando llegue ese día podríamos ir a... no sé, un café o algo de lo que hace la gente normal.
Aquí todo es aburrido y todo el tiempo estoy sola.

Empecé a juntarme un poquito con Susana, la güerita que siempre nos encontrábamos en el Mónicas ¿Te acuerdas de ella? Pues resulta que también es chancla y que conoce a la Natas, quién sabe qué chisme se trae esa con Rubencito... No entendí bien.

No sé porque te escribo de estas cosas, si lo único que de verdad quiero que sepas es que te extraño.
Tu y yo juntas podemos comernos el mundo.
¡¡El mundo nos la pela!!

Eres lo mejor que me ha pasado aunque sé que para ti no soy lo mismo; por lo menos no en términos prácticos.

Gracias guapa por traerme para acá. Quiero ser para ti lo que tú eres para mi.
Gracias por convencerme, por ver que todo se estaba yendo a la mierda... que yo me estaba yendo a la mierda.
Qué bueno que no me dejaste arrastrarte conmigo.

No sé que es más difícil... Dejar los dulces o dejarte a ti.
Nunca nada me había costado tanto trabajo. No creas que la voy a cagar tan fácil.

Extraño que me digas que me queda mejor la ropa a mi que a ti (aunque las dos sabemos que eso no es cierto), que me hables del trabajo, que me avientes besos del balcón; extraño los días en que nos quedábamos borrachas arreglando el mundo; extraño besarte afuera de misa para hacer enojar a las viejitas, extraño tus manos, tus ojos, tu risa.

Guapa, la única droga que de verdad necesito eres tu.

Espérame, si?

Adiós.

Huevo:
Te escribo, porque de frente no te voy a poder decir las cosas.
Ya he intentado hacerlo y termino hablando del color de las cortinas, del tráfico o de fútbol (y ni siquiera me gusta).
Me conoces más de lo que me conozco yo y sabes que soy muy marica para decir las cosas de frente, sabes también que si empiezas a interrumpirme no voy a poder hacer esto.
Los años contigo han sido perfectos; los pleitos, las desveladas, los cafés aventados y las borracheras... todo ha valido la pena.
Me has hecho crecer y me has hecho más fuerte.

Huevo, la rutina nos está matando.
Me está matando a mi.

No puedo ser esa que tu quieres.

Cada vez que trato de ser yo vuelvo a sentir que te defraudo. No puedo estar en tu contra (aunque a veces sólo dices estupideces) No puedo sentir que hago algo bien. Todo, hasta como acomodo las cosas del súper, te parece mal.

Muchas veces me pregunto por qué te aferras a seguir con esto si tú mismo me dices todo el tiempo lo mal que estoy haciendo todo. Mi trabajo te parece tonto, no te gusta mi comida, mi música, las películas que elijo, los libros que te recomiendo. ¿Tu crees que hubiera elegido un libro de Asimov antes que uno de Cortázar?

Todos los días son iguales y todos los días me voy borrando un poquito.

El día que te aventé el café encima de verdad me quería ir, quería que me soltaras ¿Y tu? Después de eso... de verdad quieres que me quede??! ¡¿Para qué?!

Huevo, desde el día que te conocí pensé que eras perfecto y que sería la mujer más afortunada del mundo si me volteabas a ver. A mi. A la que soy de verdad.
Esa que querías ya no existe y ese que eras tu, tampoco está.

No te estoy pidiendo que cambies tu nuevo yo ni que vuelvas a ser como antes. No quiero que trates de hacer nada diferente. No te puedo pedir que cambies, pero tampoco te puedo dejar cambiarme.

Ahora sabes porqué no te dije esto de frente. Sabes también que ya no estoy.

Gracias Huevo por hacerme más fuerte.
Así, más fuerte, me voy.

M.

Sin ropa

Escribo desde que recuerdo, no que tenga una memoria muy buena; pero si voy al pasado me recuerdo despierta a las 3 de la mañana escribiendo... ¿escribiendo qué? Lo que sea.

Alguna vez me dijeron que debería enseñar mis cosas, pero nunca me he atrevido a hacerlo.
Una que otra persona de extrema confianza lee algunas cosas, eso, o totalmente desconocidos (bendito internet)

Ahora me han echo escribir y leer en voz alta lo que escribo.

La primera vez, sólo lo intenté. no pude hablar.

La segunda, me temblaba la voz (me temblaba todo), me faltaba el aire y estuve a punto de llorar (aunque yo lloro por todo, igual era muy complicado).

Para mi, escribir es como desnudarse.
Leer con audiencia es como desnudarse en una plaza pública bajo un reflector, fanfarrias, zanqueros, un par de flechas parpadeantes que apuntan a mi.
(Tengo muchos "issues" con la desnudez, se nota?)

Escribir aquí es diferente. Es como platicar.
Tal vez un día me atreva a escribir aquí, lo que escribo para mi.