changing jobs (part.1)

Cambiar de trabajo es... raro.

Yo soy la más feliz y la más cansada, pero bueno. poder darme el lujo de elegir en dónde quiero trabajar es lo máximo!

Pues me he llevado mis cosas de la oficina al grado en el que ya no tengo ni café ni nada! Y puedo repetirles que el café de aquí apesta!

Eso, y que no le entiendo a la cafetera supersónica, por eso tenía aquí la mía… but it’s gone… y no vamos a discutir mi grado de compatibilidad con la tecnología y sus avances… No hay tal.

A falta de cafeína pura y deliciosa, subí por un té.

Con el tiempo, hice aquí mi pequeño mundo mágico del té. (si me gusta mucho y las cajas están padrísimas)

Así que fui trayendo más y más hasta que era exagerado pensar en traer algo más;  de vainilla de Madagascar (el más buenísimo de todos), de miel, de manzanas con canela, chai, de frutas, de maracuyá con naranja, negro, de menta, hasta traje el de princesas!

Todos… gone.

Me hice un te de rosas a las 9 de la mañana (poquito antes) le di dos tragos, me mareó de más y lo tiré.

Normalmente el té no tiene ese tipo de propiedades, no en mi.

Bueno son más de las 11 y yo sigo sin poder quitarme el mareo, las náuseas y el dolor de cabeza…

EL TE DE ROSAS APESTA!

Además huele como a… popurrí.

¿Popurrí? Bueno, no sé cómo se llama, pero a la cosa esa que son como hojitas secas de colores que ponen en los baños 1) para que huelan “bien”  2) de adorno.

Sí, creo que así se llama.

Bueno, es lo mismo que el te de rosas.

 

my misfits shirt!

auto.suficiente

A mis terapeutas

Pensaba que un buen baño era el
mejor final en una historia.

El domingo lloré.
De pronto no podía estar haciedno otra cosa aunque lo itnentara. 
Desperté y antes de abrir los ojos senti como las lágrimas me mojaban la cara.
Intenté dejar de llorar, me paré, me vestí y hasta me pinté (yo no me pinto NUNCA, mucho menos en domingo) y seguí llorando.
Pasó todo el día normal.
Horrible, pero a fin de cuentas era domingo y no me gustan.
Para cuando se hizo de noche estaba harta de no poder.
Los escuchaba reirse y traté de ir, pero no pude despegarme de mi cama, no pude hablar, no pude.
Otra vez dejé de pensar, otra vez en blanco (es bien feo) y lloré y lloré.
Dormida otra vez.
Desperté igual el lunes, pero oficina y lágrimas no combinan, así que llegué y me escondí en una sonrisa grande y falsa (al parecer también bastante convincente)
Hasta hartarme, y me escondí en mis lentes, mi computadora y mi música.
-No estoy muy seria, estoy concentrada-
y empezó mi terapia.
Por cierto ¡¡Qué mal día!!
Ruido terrible en la oficina, horas en el banco para que a fin de cuentas nada se solucionara, poco tiempo para comer, multa, economía terrible, pfff....

Terapia: Decidieron que si un clavo saca a otro clavo siempre funciona, entonces podíamos aplicar el mismo principio en sentiminetos: sustituír la tristeza con un sentimiento igual de fuerte, y como sustituir un sentimiento malo por uno bueno es un cambio demasiado drástico, cambiamos mi tristeza por miedo.
Sí; miedo. 
creo que tomaron la desición porque no se vieron involucradas en él... JA!
Después de aprox. 7 minutos de película nos queríamos salir, pero no!
Hasta el final!
(ahora están leyendo en un monitor, pero alguien debería ver mis cuadernos y mi poco respeto a los renglones... y si alguien sabe qué significa, o porqué lo hago... explíquenme!)
Bueno, al final salimos pensando en como remediar el asunto de la terapia, porque el miedo... no; no es la opción.
Pues sin llegar a ningún tipo de conclusión nos fuimos o por lo menos lo intentamos hasta que descubrimos la llanta de la camioneta en el suelo.
Fuertes, hermosas, mojadas y autosuficientes logramos cambiar la llanta.
(mejor terapia no pudo haber)
Llegué a mi casa cansada, sucia y feliz.
Me bañé (horas, la suciedad de llanta y charco no se quita fácil) canté feliz, me puse mi pijama y en mi cama, flores.
Además de ser autosuficiente y hermosa, tengo flores!
¡Qué horrible día!
¡Qué bien me siento!
Qué cansada estoy.

Colores.

A ti.

por no ver los colores.

¿Quién es más de colores que yo?

Tal vez mucha gente, tal vez nadie.

A lo mejor mi sangre de mares se está espesando porque me falta sol y sal.

Tal vez me estoy despintando.

Eso, o ya nadie ve los colores.

Eso, o a nadie le gustan los colores.

 

Ya no me gusta ser diferente.

Pero no se de qué otra forma ser.

A mar.

A mi pedazo de tierra,

por el olor a mar.


Hoy la ciudad huele a mi.

Ese olor que tenía... esa manera de avisar que algo malo va a pasar... de hacerme sentir en la panza y en los nudillos que algo no estaba bien y que seguramente iba a terminar llorando, todo eso se fué

 

Si voy a llorar seguramente, y si es de tristeza y dolor... pero es... es otra cosa.

 

El día empezó con lluvia y yo de blanco.

llegué a la oficina hecha sopa.

Dejó de llover y el sol está empezando a salir... ahora hace calor.

Ahora se siente este clima pegostioso de playa que (me atrevo a hablar por todos) los que somos del mar, no podemos dejar de extrañar. Al rato va a hacer un calor hermooso.

 

En esta oficina de mañosos el café se hace con canela, así que el olor es muy de aquí ; además ya casi nunca hacen café del bueno gracias a la cafetera galáctica (que por ella nos dejaron descafeinados a los pobres empleados mortales, pero no es el tema).

 

Hoy fue diferente. el café se hizo desde temprano y se hizo mucho y cargado; como debe de ser.

 

Mi abuela dice que el cafe se tiene que tomar, cargado, caliente y melao (que delicia!)

 

A toda esta nostralgia, hay que agregar que, como es viernes, tengo música fiesta y qué mejor que una salsa o un merenguito, una bachata...

 

Tengo los ojos llenos de lágrimas que no tienen permiso de salir (me arruinarían el estilo). No sé cómo le hace la gente para despegarse de su tierra...

despegarse totalemente.

 

Siempre he tenido muy metida esta cultura con la que crecí, el amor a la playa, al sol y al calor, el miedo a los truenos de huracán,  mis saberes de vudú y magia (Rafaela me enseñaba), mis bailes, mis colores...

 

Hoy extraño mi casa como nunca y como siempre... como si tuviera 15 años lejos y como si me hubiera ido ayer...

 

Qué ganas de oler a naftalina, a plátanos y café.

A sal.

A mar

amor

a mi.

 

 

 

6 años

a mi ángel
por su cumpleaños.

Te extrañan. 
No me atrevo a dudarlo.
6 años se dicen fácil, pero voltear para atrás es lo que les da valor.
Es casi imposible hacer un recuento de todo lo que se puede hacer en tanto tanto tiempo.
Hace 6 años no te conocía. 
¿Te imaginas la vida sin mi? jajajajaja
Ya hablando en serio, yo no. (además de que imaginarme la vida sin mi es demasiado complejo y mi cerebro puede colapsar por andar de creativita) No me imagino sin ti.
-Qué cursi suena esto!- pero es la verdad.
Desde que te vi en la cocina (y lo he dicho miles de veces) me has hecho reír hasta que no me quepan las sonrisas.
Me has aguantado las lágrimas que no me caben en los ojos y se tienen que salir, los berrinches laborales, los corazones rotos (el mío muchas veces, pueeees), la fiesta, el estrés...

Te prometo terminar después... hoy ya no se puede.

Te quiero completo con mi corazón.
Yo te extrañaría.