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¡No encuentro mi cuaderno!

Sé dónde está; sólo no sé dónde está la bolsa que lo contiene.

Mi cuaderno es muy especial, es un pequeño compilado de mi vida; algo así como un diario agregando teléfonos, direcciones, lista del súper, pendientes de oficina y dibujitos de juntas (como los que hacía en clases aburridas... en alguna época de mi vida; todas las clases).

Hoy tenía la increíble necesidad de escribir, no tenía ningún tema específico, o emociones incontrolables que sacar de mi sistema ni nada de eso, sólo fue un impulso.

La verdad es que ya tenía tiempo durmiendo bastante bien, pero hoy... digamos que las gotitas no están haciendo efecto. 

El insomnio es algo que pocas personas entienden, yo tengo dos distintos: uno lo sufro; el otro me encnata!

El insomnio insoportable es el que llega cuando estoy cansada, harta de todo, he estado durmiéndome en todos lados (oficina, cocina, cine, semáforos...) en lapsos cortitos pero inevitables; llega entonces el momento tan esperado de meterme a las cobijas y simplemente no me duermo. 
Algo está mal.
Hace calor, hace friío, las cobijas se enredan, las almohadas no se acomodan, el cerebro no se apaga, llegan buenas y malas ideas (sobre todo malas), pendientes y todas las pendejadas de mi cabeza deciden hacer su acto principal en mi cerebro al mismo tiempo.

Es horrible.

El otro, en cambio, es el que hoy está en turno.
No tengo sueño. Extrañaba que esto me pasara.

Tenía mucho tiempo cansada.

Quiero escribir de muchas cosas, así que creo que voy a separar los posts.

Bueno, además de mis anotaciones sobre los tipos de insomnio que padezco, estaba hablando de mi cuaderno extraviado.

No es tan importante... sé donde está -sólo tengo que buscarlo mejor-.

Estaba a punto de escribir en otro, y buscando en el librero encontré dos cuadernos viejos; uno es la constitución que escribí antes de salirme de casa de mi mamá para ser una mujer independiente (ja!) como reglamento del hogar para tener una vida pacífica y alegre (debimos apegarnos más a él); el otro es de hace 5 o 6 años y está lleno de dibujos (retratos muy bonitos que hacía y algunas otras ilustraciones de incomparable calidad) cosas que iba pegando y notas de ti; de ti en turno.

Que raro es voltear para atrás y darse cuenta de cómo cambian las cosas.

La verdad es que es más raro cuando me leo a mi misma; mi misma de pronto tiene pensamientos muy profundos de la vida, el amor real y esas cosas en las que todavía creo, sólo que las creo diferentes. Mejores.




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