Espérame.

Hola Guapa.

Tengo casi dos horas tratando de escribirte algo porque pensé que iba a ser fácil. Igual sigo callada.

Nada Guapa, te extraño.
Extraño todo de ti.
Aquí dicen que si sigo con la terapia y coopero con las demás, me van a dar permiso de salir.
Pensé que cuando llegue ese día podríamos ir a... no sé, un café o algo de lo que hace la gente normal.
Aquí todo es aburrido y todo el tiempo estoy sola.

Empecé a juntarme un poquito con Susana, la güerita que siempre nos encontrábamos en el Mónicas ¿Te acuerdas de ella? Pues resulta que también es chancla y que conoce a la Natas, quién sabe qué chisme se trae esa con Rubencito... No entendí bien.

No sé porque te escribo de estas cosas, si lo único que de verdad quiero que sepas es que te extraño.
Tu y yo juntas podemos comernos el mundo.
¡¡El mundo nos la pela!!

Eres lo mejor que me ha pasado aunque sé que para ti no soy lo mismo; por lo menos no en términos prácticos.

Gracias guapa por traerme para acá. Quiero ser para ti lo que tú eres para mi.
Gracias por convencerme, por ver que todo se estaba yendo a la mierda... que yo me estaba yendo a la mierda.
Qué bueno que no me dejaste arrastrarte conmigo.

No sé que es más difícil... Dejar los dulces o dejarte a ti.
Nunca nada me había costado tanto trabajo. No creas que la voy a cagar tan fácil.

Extraño que me digas que me queda mejor la ropa a mi que a ti (aunque las dos sabemos que eso no es cierto), que me hables del trabajo, que me avientes besos del balcón; extraño los días en que nos quedábamos borrachas arreglando el mundo; extraño besarte afuera de misa para hacer enojar a las viejitas, extraño tus manos, tus ojos, tu risa.

Guapa, la única droga que de verdad necesito eres tu.

Espérame, si?

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