Llegaste y yo ya te estaba esperando; no esperaba como se espera para entrar al dentista, esperaba como esperas abrir los regalos de Navidad.
La fiesta me ganó y dije para mi misma: "mi misma: es tu día, tu fiesta. LA fiesta... acaba con ella!" y seguí sabiamente el consejo que yo di.
No estoy segura, pero creo que te fuiste conmigo y ahí todo se descompuso.
Mi misma desapareció cuando yo me di cuenta de que no podías manejar y platicar al mismo tiempo (por lo menos no con todos los ademanes que ameritaba la conversación) así que en cuanto el carro hizo su primer berrinche yo seguí manejando.
Yo ya estaba cansadísima (y cómo no estarlo; mi misma festejó como si no hubiera mañana, y definitivamente, como si no hubiera lunes).
No se cómo empezaron las cosas pero estoy segura de que no fui yo porque para entonces tu ya estabas conmigo.
En segundos intermitentes yo regresaba a ver si entendía algo de lo que estaba pasando y lo único que vi fue que estabas conmigo y no pude interrumpir nada; no porque no quisiera; el cansancio y las copas (las que quedaron vacías) me cancelaron.
Empecé a despertar y dejaste de estar conmigo; no sé porque seguiste estando con yo.
No sé porqué seguí estando contigo.
Estabas conmigo
Publicado por
Margott
on 5/2/08
Etiquetas:
de lágrimas y cursilerías,
informalidades
1 comentarios:
yo nunca ha sido popular entre la gente...abrazo, cuasiagridulce. (no me gusta la palabra cursi más que cuando es de ti)
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