Chapultepec

Hace algún tiempo se me hizo temprano para mi clase de baile así que llegamos al lugar y empezamos a hacer tiempo. Fuimos por un café y empezamos a caminar por Chapultepec para ver la exposición de foto que había. Comentamos lo horribles que eran muchas de las fotos; las buenas fueron presas de nuestra atención por varios minutos y seguimos caminando y hablando de cosas importantes, como siempre. (nah!)

De pronto veo a lo lejos a un hombresillo un tanto desalineado sentado en las escaleras de la banqueta: audífonos, converse gastados, pantalón roto, playera tinta, chamarra beige, cabello larguito (despeinado) y un cigarro en la mano con la que no le picaba al ipod madreado (conste que no lo digo con ganas de discriminar, yo ni ipod tengo). Moviendo uno de los converse supongo que al ritmo de lo que escuchaba con tanta atención.

Entonces supe que era él y corrí a abrazarlo.

Sí. dejé a Fer sola con su café y sus comentarios.

El dueño de los converse viejos era Poncho.

¿Quién carajos es ese?

Pues "ese" es el tipo que durante un año creyó que era una buenísima idea que yo dejara a mi novio de aquel entonces y me fugara con el.
Eso no sucedió y dejé de verlo mucho tiempo; tiempo en el que dejé al fulano con el que andaba y no me fugué con nadie (ahora su propuesta no se ve tan descabellada... o por lo menos no tan mala)

Hablamos un tiempo de cosas demasiado básicas: la carrera, el trabajo, dónde te has metido, qué andas haciendo por aquí? Me enteré que dejaste al patán!! ah si. etc etc... Ah! por cierto ella es Fer. Y mi atención regresó a mi reencuentro con el wey que tanto me ha querido durante tanto tiempo; y lo digo con esta repulsiva seguridad por que love was in the air, and in his eyes, and in his words and hugs.

Todo parecía como el principio de algo que iba a lograr que mi corazon dejara de ser aplastado por el hombre invisble cuando dijo: No sabes, verdad?
Mis ojos fueron los que le gritaron que NO.

Tuve un morro. Mis ojos contestaron ¡¡¿qué?!! ¡¡¿Con quién?!! Cuándo? Cómo?! (no contestes!, gracias, ¡¡¡ya sé cómo!!!) y despues de un silencio que seguro fue corto pero me pareció eterno, mi boca contestó un tembloroso y pausado... ah. ¿cómo se llama?. Sebastián. Otro ah tembloroso y un silencio interrumpido por un "no me casé".

Yo contesté: ok; tengo clase. Se me hace tarde (falso, llegué media hora antes con el corazón en las rodillas)
Tengo una estúpida moral que ya no se distrae tan facil!
Uno (o dos) nunca sabe a quién se va a encontrar.

0 comentarios: